Historia de las Plataformas Vibratorias
Aunque su uso masivo data de la última década, las plataformas vibratorias tienen una larga historia. Gustav Zander (1835 – 1920), un gimnasta, médico e inventor sueco, desarrolló en el siglo XIX un aparato inédito compuesto de resortes, pesas y poleas destinado al ejercicio terapéutico. Empezó desarrollando 70 unidades, muchas de las cuales utilizaban vibración. Zander popularizó sus máquinas de ejercicio presentándolas en ferias de inventos y abriendo algunos locales que serían versiones primitivas de lo que hoy conocemos como los gimnasios.
En 1895, el Dr. John Harvey Kellogg (el mismo de los cereales), también inventor, dio un paso adelante en la utilización de tecnología vibratoria para la salud y el bienestar. En Michigan inventó una silla vibratoria que, aseguraba, podía curar cualquier enfermedad.
Durante la década del 60, los alemanes descubrieron los beneficios de la tecnología vibratoria y desarrollaron una técnica de ejercicio denominada estimulación rítmica neuromuscular.
Pocos años después, serían los rusos quienes descubrieran los beneficios del entrenamiento vibratorio. La carrera espacial entre la Unión Soviética y los Estados Unidos impulsó la investigación y el desarrollo de todo tipo de productos.
Los rusos descubrieron que la exposición a condiciones de gravedad cero en el espacio exterior causaba un grave deterioro en la densidad mineral ósea y el tejido muscular de los astronautas. La exposición permanente a la gravedad fue el concepto que sustentó la teoría de plataformas vibratorias.
El uso de plataformas vibratorias era una forma efectiva de estimular fuerzas gravitatorias allí donde no existían. Pidiéndoles que realizaran ejercicios con plataforma vibratoria, se consiguió que los astronautas mantuvieran su fuerza muscular y la densidad mineral de sus huesos. En vez de debilitarse al punto de no poder caminar (lo cual era frecuente), los astronautas volvían a la tierra en condiciones idénticas a aquellas en las cuales habían partido.
El desarrollo del entrenamiento vibratorio fue crucial para el notable desempeño de los atletas rusos durante las olimpíadas de los años ochenta.
Las siguientes investigaciones fueron llevadas a cabo en universidades alemanas. Se realizaron muchos estudios sobre los efectos de la vibración en el cuerpo, sobre todo en lo referente al tratamiento de la osteoporosis, el desarrollo de la masa muscular, la mejora del equilibrio y la circulación, la rehabilitación de lesiones, la pérdida de peso, etc.
Para la década del 2000, las plataformas vibratorias ya habían sido popularizadas en varios países europeos. En esa época, varias empresas intentaron imponer el producto en Estados Unidos, focalizándose en sus beneficios para el ejercicio y especialmente la pérdida de peso.
Las plataformas vibratorias ayudan
a combatir la osteoporosis
Uno de los principales beneficios que ofrecen las plataformas vibratorias no es justamente el mas visible, ya que principalmente ayudan a mejorar la densidad ósea. Las plataformas vibratorias son muy útiles en el tratamiento de la osteoporosis. Se trata de una enfermedad que disminuye la cantidad de minerales en los huesos, volviéndolos débiles y quebradizos.
Una investigación sobre plataformas vibratorias estudió los efectos de este tipo de terapia en la densidad de la cadera. Este estudio piloto, realizado en el departamento de kinesiología de la Universidad Katholieke, utilizó entrenamiento vibratorio para estimular el fortalecimiento óseo de los pacientes. Los pacientes siguieron un programa de entrenamiento a lo largo de 24 semanas. El estudio se realizó sobre más de 70 voluntarios de entre 58 y 74 años, brindando excelentes resultados. Aunque gente de todas las edades puede experimentar estos beneficios, aquellos de mayor edad son más propensos a sufrir problemas óseos y obtendrán también un beneficio mayor. También es importante tener en cuenta que no se detectaron efectos secundarios.
Éste es apenas uno de los muchos estudios que demuestran los enormes beneficios de las plataformas vibratorias en el fortalecimiento óseo. Como sabemos, las vibraciones actúan sobre el cuerpo entero cuando se produce una contracción muscular. Esta contracción permite a los huesos ganar tanto densidad como fuerza debido a esta generación de células. Mientras mayor sea la vibración, mayores beneficios se experimentarán.
En conclusión, el entrenamiento vibratorio no sólo es útil para la pérdida de peso o el desarrollo muscular, sino que principalmente ayuda a mejorar la densidad de los huesos, ya que justamente para esta finalidad fue creado.
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